lunes, 21 de noviembre de 2011

LA VENGANZA DE LAS BACTERIAS-NEW YORK TIMES

 ( Gina Bari Kolata  (nacida en Baltimore, Maryland, 25 de febrero de 1948) es una periodista científica del New York Times. Su hermana fue activista ambiental Judi Bari.Kolata estudió biología molecular como un estudiante graduado en el Instituto de Tecnología de Massachusetts y obtuvo una maestría en matemáticas en la Universidad de Maryland. Se unió a la revista Science como corrector en 1973, y escribió para la Asociación Americana- Revista Science desde 1974 hasta que se  desempeñò en  The New York Times en septiembre de 1987 ).


Cuando, hace más de 50 años, Alexander Fleming descubrió la penicilina, la sustancia acabó de raíz con las bacterias. Pero éstas han contraatacado vengativamente: la mitad de las bacterias que ocasionan infecciones en el tracto urinario son insensibles a la penicilina y otros antibióticos comunes. ¿La causa? El uso demasiado frecuente de los antibióticos, que aparecen incluso en los alimentos  para animales, por lo que la carne que consume el hombre puede contener pequeñas cantidades de estos medicamentos. Ahora, los microbiólogos han descubierto un nuevo elemento sospechoso que puede provocar la resistencia a los antibióticos: los empastes dentales.
El problema de los empastes de amalgama, radica en que la amalgama, el oscuro material gris que los dentistas suelen utilizar para rellenar las cavidades de los molares, está compuesta en un 50% de mercurio, que, según algunos estudios, se va disolviendo lentamente de los empastes. La posible relación con la resistencia a los antibióticos se produce porque los genes que protegen las bacterias contra el efecto del mercurio van unidos a menudo a los genes que hacen que la bacteria sea resistente a los antibióticos. De modo que si el mercurio de los empastes favorece y mantiene una población de bacterias resistentes al mercurio, también puede favorecer y mantener bacterias que son resistentes a los antibióticos.
En un estudio publicado en el último número de la revista Antimicrobial Agents and Chemotherapy (Agentes Antimicrobianos y Quimioterapia), la doctora Anne D. Summers, de la Universidad de Georgia, y sus colegas demuestran que esto es lo que sucede al menos en el caso de los monos.
Investigación en monos
Cuando los investigadores pusieron empastes en los molares de seis monos, descubrieron que a las cinco semanas las bacterias de sus intestinos se hacían resistentes no sólo al mercurio, sino también a los antibióticos más comunes, incluidos la penicilina, la estreptomicina, la kanamicina, el cloramfenicol y la tetraciclina.
Resistencia al mercurio
Summers ha trabajado en genética y biología molecular de resistencia al mercurio durante 20 años. Ella y otros científicos descubrieron hace años que la gente tenía bacterias resistentes al mercurio en el intestino. Pero una cuestión les tenía en vilo: ¿de dónde procede el mercurio?
El proceso empieza cuando el vapor de mercurio de los empastes dentales se introduce por inhalación en los pulmones y pasa al flujo sanguíneo. Las células lo transforman después en iones de mercurio, que luego son transportados hasta el intestino para ser expulsados en las heces. En los intestinos se encuentran con las bacterias resistentes al mercurio, que para protegerse convierten de nuevo el mercurio iónico en vapor de mercurio.
Aunque esto es una explicación plausible de por qué las bacterias resistentes al mercurio son tan comunes en los intestinos humanos, según Anne Summers, ella y sus colegas se quedaron desconcertados por la persistencia de las bacterias resistentes a los antibióticos en gente que no había tomado recientemente medicamentos de este tipo

La cruz de las amalgamas
En el estudio publicado en la Revista Antimicrobial Agents and Chemotherapy (Agentes Antimicrobianos y Quimioterapia) sobre los empastes realizados a seis monos, Levy coloboró con Anne D. Summers, de la Universidad de Georgia, y otros científicos, analizando muestras de bacterias orales y fecales de dos tipos, las enterobacteriáceas, grupo que incluye las bacterias comunes E. coli, y los enterococos, entre los que están los estreptococos redondos.
El estudio descubrió que, durante las cinco semanas anteriores a que se hicieran los empastes a los monos, el 1% de las enterobacterias era resistente a los antibióticos. Después de los empastes, el porcentaje era del 13%, y seguían siendo resistentes incluso dos meses después de que se les quitaran los empastes.
Aproximadamente un 9% de las bacterias era resistente a los antibióticos antes de que se pusieran los empastes a los monos. Después, eran  resistentes  hasta un 70%. Cuando se les quitaron los empastes a los animales, el porcentaje de bacterias intestinales resistentes cayó hasta el 12%.
Según Anne D. Summers, el siguiente paso será examinar las bacterias orales e intestinales humanas. Ella y otros colegas harán un estudio de bacterias en personas antes y después de que se les practiquen empastes de amalgama.
Levy cree que, si resulta que los empastes contribuyen significativamente a la resistencia a los antibióticos en los humanos, este hecho  inducirà a los dentistas a dejar de utilizar la amalgama   en los tratamientos  odontològicos .

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